Para esta entrada, se pretende abordar la relación de consumo de cannabis y alcohol desde dos perspectivas. La primera como una combinación para fines de consumo recreativo y la segunda desde una perspectiva terapéutica considerando al CBD principalmente como una opción para tratar otras adicciones, tales como el alcoholismo.
Cuando se habla del consumo de alcohol y cualquier otra sustancia, es importante entender cómo estas interactúan. Primero es importante considerar que incluso si no los combinas directamente en una bebida, el CBD y el alcohol pueden interactuar si los tomas con una diferencia de entre cuatro y ocho horas, dependiendo la velocidad con la que procesa tu cuerpo las sustancias y las cantidades consumidas. Segundo; y dado que tanto el alcohol como el CBD tienen efectos relajantes; estos efectos pueden ser especialmente duraderos cuando mezclas ambas sustancias. La realidad es que los efectos dependen mucho de cada persona y suelen definirse anecdóticamente como sentirse muy relajado y alegre cuando se consume en cantidades controladas y sin caer en el exceso.
Hoy en día existen diferentes productos en el mercado que combinan diferentes extractos y/o componentes del cannabis en una bebida alcohólica, por lo que es muy importante que se tengan en consideración dos aspectos antes de hacer una compra. El primero es poder validar el contenido del producto, asegurándonos que tenga un etiquetado claro y validado por la autoridad, ya que así nos aseguramos de que lo que indica la etiqueta es efectivamente el contenido del producto. Las bebidas artesanales o de manufactura casera son susceptibles de tener contenidos variables tanto de alcohol como de los componentes del extracto de cannabis, así como posible riesgo de presencia de otros compuestos no deseados. Segundo, hay que estar consciente de que los efectos podrían ser distintos a los que una bebida alcohólica tradicional pudiera generar. Por lo que se sugiere mantener siempre mesura, y así como con cualquier bebida alcohólica, hacer un consumo moderado y responsable.
Ahora bien, desde un punto de vista aparentemente contrapuesto con lo anterior, existen diversos estudios que sugieren que el CBD disminuye los impactos negativos del alcohol en el cuerpo. Diversos estudios preclínicos sugieren importante evidencia de dos aspectos importantes. Uno, que disminuye la neurodegeneración y dos, que previene el daño oxidativo inducido por el alcohol en el hígado.
Adicionalmente y en cuanto a otras adicciones, existen dos estudios en los que se ha hecho un seguimiento a adictos a crack que decidieron deshabituarse consumiendo, en este caso, marihuana. El primero realizado en la ciudad de Sao Paulo, dejó en evidencia el potencial del cannabis como tratamiento complementario para abandonar el consumo de crack y disminuir los efectos del síndrome de abstinencia ó craving. La media de tiempo que tardaron los sujetos en dejar el consumo de crack fue de 5.2 semanas. El otro estudio se realizó en Jamaica con mujeres de clase trabajadora. Lo que encontró este estudio es que aquellas mujeres adictas al crack que decidieron a utilizar marihuana o ganja empezaron a tener una mejor calidad de vida. Desde comer y dormir mejor, hasta ser capaces poco a poco de dejar el crack y reincorporarse a la sociedad. De acuerdo con la autora de este informe, “la marihuana, en vez de haber sido una puerta de entrada hacia drogas más duras, había sido una puerta de salida”.
Desde esta perspectiva, quizás los estudios de mayor interés son aquellos que han encontrado que el cannabis puede reducir el consumo de opiáceos para pacientes con dolor crónico. Los estudios confirman que el cannabis y los opiáceos actúan de forma sinérgica para reducir el dolor, de forma tal que su combinación permite reducir las dosis de opiáceos para conseguir el efecto analgésico requerido. Esto permite no solo reducir la dosis de opiáceos para pacientes de dolor crónico, sino también para reducir la epidemia y mortalidad por sobredosis derivados de la demanda de derivados en el mercado negro. Y no solo para evitar la dependencia, sino para coadyuvar en el tratamiento para esta adicción. Tal es el caso de un estudio realizado para evaluar los efectos del CBD administrado en pacientes adictos al fentanilo (un potente opiáceo sintético). A los pacientes se les administró CBD una semana después de iniciar un proceso de abstinencia y se comprobó una reducción dramática y estadísticamente significativa en los efectos negativos de la abstinencia o craving, así como la ansiedad percibida, incluso tras la exposición a estímulos visuales presentados durante el estudio.
En resumen, el cannabis y el alcohol tienen una relación definida por los efectos que cada sustancia produce en el cuerpo. De tal suerte que combinados y consumidos de manera prudente pueden ofrecer efectos relajantes, que permitan disfrutar por ejemplo una buena copa de vino en la cena y terminar una ardua semana de trabajo. Y, por otro lado, en específico el CBD, ha demostrado que puede ser un aliado para mitigar los efectos negativos del alcohol en el cuerpo, pero más aún, ayudar en el tratamiento contra el hábito conductuales negativos severos como las adicciones, por ejemplo. En GANYA consideramos que para aquellas personas que puedan beneficiarse del cannabis existen suficientes razones de salud para preferirlo o para abandonar el consumo de sustancias más tóxicas, como son el alcohol, la cocaína o los opiáceos.
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